RIP Vogue (o el reemplazo de las modelos por inteligencia artificial)

21-08-25, 6:30 p. m.

Camila Vásquez Ramos
La última versión impresa de Vogue se sumió en la polémica luego de que los lectores notaran a una modelo en particular. Cabello rubio, bronceado, outfit veraniego, todo lo normal para una campaña en tiempos más cálidos. Pero no es real.
La cara de Guess en 2 planas de la revista es 100% generada por inteligencia artificial. No potenciada, no retocada. La modelo simplemente no existe.

Las imágenes fueron creadas por Seraphinne Vallora, una agencia londinense dedicada al marketing IA, y solicitadas específicamente por el cofundador de la marca, Paul Marciano.
Aunque las imágenes vienen acompañadas de un texto que indica el uso de inteligencia artificial, los internautas no dudaron en expresar su desaprobación con algunos incluso afirmando que esto era "la muerte del periodismo de moda".
La controversia se ha visto exacerbada por el momento que atraviesa la revista. La salida de Anna Wintour, los rumores de la compra de Conde Nast (editorial responsable por Vogue, Vanity Fair, GQ, etc) por parte de Jeff Bezos como regalo de bodas a su esposa y en general la mediocridad de la edición estadounidense comparada con las de otros países, son todos factores a considerar en la crisis de la publicación.
Ahora bien, el uso de IA en la revista no es nueva. En 2023, la versión de Singapur se centró en una campaña que combinaba futurismo y folklore sudasiático, todo generado por inteligencia artificial. El mismo año, Vogue Italia recibía a Bella Hadid en su portada, con el fondo generado por DALL-E, con pocas, sino nulas críticas.
Sin embargo, el momento sociocultural de Estados Unidos hace que la presencia de una modelo falsa con rasgos eurocéntricos sea aún más controvertida. El uso de modelos generadas por IA significa menos trabajo para las modelos humanas quienes ya sufren por la precarización del rubro de por sí.
Felicity Hayward, una modelo plus size calificó la elección como "descorazonadora y bastante aterradora", no sólo por el reemplazo de las modelos sino que por la falta de inclusión en el proceso.
La agencia responsable por la campaña aseguró a BBC que las modelos con distintos tonos de piel y cabello no llamaban la atención de sus seguidores y que "al fin y al cabo, somos un negocio y usamos imágenes en Instagram que creen conversación y nos traigan clientes". De igual manera, la empresa aún no ha experimentado con la generación de modelos de tallas grandes y las fundadoras argumentaron que "la tecnología no está lo bastante avanzada para ello".
Todo esto parece llegar en un momento en el que la inclusión dejó de ser prioridad para las marcas. Los logos ya no cambian para el pride, las empresas han dejado de usar metas para contratar a personas de color y con discapacidades e incluso se han suspendido las políticas de educación dentro del trabajo de grandes corporaciones por lo que el esfuerzo en conjunto de universidades y fundaciones pro-inclusión ya no es considerado. Incluso Hayward reconoce que el problema es de antes, asegurando que a las modelos plus size "ya no las contratan".
Aún así, parece el comienzo de una nueva era en el periodismo y marketing de moda, en donde la conveniencia, como siempre, estará por arriba del bienestar de miles de trabajadores en el rubro.




